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viernes, 27 de enero de 2017

Oymyakon, el pueblo más frío del mundo

Con -50°C de temperatura media en enero, este municipio ubicado en el este de Siberia ostenta el récord de la temperatura más baja jamás registrada en un lugar habitado: -71,2ºC.

Si algún día se les ocurre visitar este pueblo de Rusia en auto, tengan la precaución de no parar el motor estando al aire libre. Puede ocurrir que cuando quieran volver a ponerlo en marcha no puedan. ¿Por qué? Porque la nafta se congela cuando hay menos de 45 grados bajo cero. Pero “¿en qué lugar habitado pueden alcanzarse esos registros?”, se preguntarán entonces. Bienvenidos a Oymyakon, el pueblo más frío del mundo.
Al este de Siberia, este pequeño municipio de la República de Sajá perteneciente a la Federación Rusa, ostenta el récord de la temperatura más baja jamás registrada en una zona habitada. Fue el 26 de enero de 1926, cuando el termómetro marcó 71,2 grados bajo cero. Sin embargo, no es la temperatura más fría registrada a lo largo de la historia en el planeta Tierra, ya que la misma se obtuvo en en 1983 en la Antártida, en la base de Vostok, cuando el mercurio bajó hasta los -89,2ºC.

Con poco más de 450 habitantes en Oymyakon, uno no tarda en preguntarse cómo es posible vivir en un lugar donde la temperatura media en enero es de casi 50 grados negativos, donde el suelo está permanentemente congelado, donde los niños no van al colegio cuando el termómetro marca registros por debajo de los -52ºC (algo habitual de diciembre a marzo). “Siempre que pueden, los habitantes del pueblo permanecen adentro de sus casas”, explica Amos Chapple, un fotógrafo neozelandés que visitó Oymyakon a principios de 2013 para inmortalizarlo con sus fotos.


Chapple relata que es difícil encontrarse a alguien por la calle en invierno. “No pasan más tiempo afuera de lo necesario, son muy cautelosos. Y las pocas personas que uno puede encontrarse no tienen muchas ganas de conversar, conducta totalmente compresible en un lugar en el que estar a 65 grados negativos es algo habitual en enero. Es muy difícil retratar la vida allí”, subraya el fotógrafo.


Para matar el tiempo encerrados en sus hogares, los habitantes del pueblo optan por la lectura o por ver la televisión. Como nosotros. Y también organizan algunos espectáculos”, dice Chapple. También se organizan algunos espectáculos. Sin embargo, las pocas veces que salen de sus casas es para hacer una visita obligada al cuarto de baño. En Oymyakon las tuberías no tienen demasiado sentido porque reventarían debido a las temperaturas extremas. Por eso, el lavabo suele encontrarse en una maltrecha cabaña ubicada al lado de las viviendas.


En cuanto a la actividad económica, en el pueblo es fácil ver granjas de renos y vacas. También, y aunque suene extraño por el tamaño del municipio, no es nada raro tropezarse a menudo con edificios de la administración pública. “La Federación Rusa invierte mucho dinero para que Siberia sobreviva, lo que hace que la economía no funcione del todo mal”, subraya el fotógrafo neozelandés.