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martes, 7 de agosto de 2018

Romina Soler, una dolorense que recorre caminos con su trabajo solidario

Cuando la vocación se expresa en hechos y la solidaridad en acciones. Esto es lo que muestra esta propuesta de “100 Caminos”, un grupo de oftalmólogos que realizan campañas rurales en la provincia de Rio Negro.


Romina Soler es una oftalmóloga dolorense, que hace varios años forma parte de este equipo de profesionales voluntarios, que prestan su conocimiento y su tiempo para que pequeños poblados y parajes rurales del sur de la provincia de Río Negro, tengan acceso a la atención oftalmológica.


“En lo personal, no hago nada diferente a lo que realizo todos los días en mi consultorio, solo que las sonrisas y el abrazo de esos pacientes supera ampliamente cualquier remuneración”, expresa Romina al contarnos sobre su experiencia en esta iniciativa solidaria que recorre caminos y brinda atención oftalmológica a cientos de pobladores que, de otra manera, no tendrían acceso a profesionales, insumos y tratamientos para prevenir y curar problemas vinculados a la visión.

En este sentido, la dolorense remarca que esta idea surge a partir de la necesidad de atención oftalmológica que tenían y tienen, los habitantes de la zona sur de la Provincia de Río Negro y nos cuenta que el jefe del equipo comenzó a realizar salidas solidarias hace 12 años, a lo largo del tiempo se fueron sumando profesionales y colaboradores y, así; se formó 100 Caminos.

Sobre el trabajo que realizan en cada salida Romina Soler, señaló: “Cada día de atención realizamos evaluaciones de la agudeza visual, proveemos los anteojos, gracias a que parte del equipo está conformado por ópticos y detectamos patologías que requieren tratamiento o resolución quirúrgica, como glaucoma o cataratas”.

Además, en estas salidas no sólo se acerca atención médica, sino que también se llevan donaciones, remedios, ropa, juguetes que nos acercan los vecinos de Bariloche, se proyectan videos para los niños y se trata de compartir e interactuar con toda la comunidad.

Las historias son muchas, desde recorrer kilómetros caminando para llegar a los centros de atención que se arman con la llegada de 100 Caminos o personas que con una cirugía recuperaron la visión que habían perdido hace muchos años. En definitiva, niños, adultos y abuelos que cambian su calidad de vida gracias a esta experiencia solidaria.

Llegar, ayudar, curar, transformar. Sin duda, una experiencia para aplaudir y una dolorense que merece todo nuestro reconocimiento por su trabajo solidario, su compromiso social y su vocación de servicio.

“Para nosotros es un día repleto de alegría. Volvemos llenos de anécdotas y sonrisas de agradecimiento”, expresa Romina, desde la emoción y el aprendizaje que le genera ser parte de esta experiencia basada en poner el saber al servicio de los demás.