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sábado, 13 de mayo de 2017

La historia de un pequeño gran auto: el eterno Fitito

El Fiat 600 es un auto de culto, un ícono de la “argentinidad”. Pequeño y modesto pero rendidor, es un ejemplo de las épocas de austeridad de la industria automotriz.



Nació en Italia, en la década del ’50, en tiempos de posguerra. Este año, una automotriz quiere homenajearlo en su 60 aniversario.

La leyenda cuenta que una vez un Fitito se rompió y un Mercedes-Benz lo remolcó. El conductor del Fiat 600 le suplicó que no acelerara mucho para no exigir a su humilde auto. Y combinaron que le iba a hacer luces cada vez que vaya muy rápido. Tras varios kilómetros, un Porsche torea al Mercedes-Benz, que no se intimida y acelera.

Los dos inician una picada, mientras detrás el Fitito pedía que se detuvieran. Un policía de tránsito vio la secuencia y avisó por radio: "¡Atención, atención! Un Mercedes-Benz gris plata y un Porsche negro están corriendo una picada a más de 270 km/h por la autopista. Y atrás, lo juro por mis hijos y por mi trabajo, viene un Fiat 600 haciéndoles luces para que lo dejen pasar".

La leyenda es en verdad un chiste y está dedicado a los amantes del Fitito, un auto de culto en la Argentina.

El Fiat 600 podrá parecer mítico, atemporal e inoxidable, pero solo se fabricó desde 1955 hasta 1982. Seat, una compañía española perteneciente al Grupo Volkswagen, construyó este icónico vehículo entre 1957 y 1973 bajo licencia de Fiat. Su simbología no es solo argentina. Es también una pieza clave para contar la historia de España. En el próximo Salón del Automóvil de Barcelona, Seat presentará un prototipo del 600 en homenaje a su aniversario número 60.

El concept car respeta las líneas del consagrado diseño de Dante Giacosa: llantas cromadas, tímidos faros redondos y la apertura de las puertas tipo suicidas. La obra será solo visual y nostálgica. No será vuelto a fabricar en serie.

Es ícono de la reverencia nacional a los autos. Adherida a la idiosincrasia popular, arraigada en el imaginario colectivo, impregnada en el corazón del pueblo. El Fiat 600 fue el Fitito para la escena local, un seudónimo que le concede dosis de ternura y sensibilidad a un modelo de raigambre popular.